Juan Carlos Distéfano

El mudo (frente), 1972
Grafito sobre papel. 30 x 27 cm.
Inv. 8011

Obra donada por la Asociación en 1973, en homenaje a la Sra. Ernestina de Cánepa (Presidente de la Asociación entre 1960 y 1966)

El mudo, 1973
Resina poliéster, 75 x 80 x 102 cm.
Inv. 8010

Obra donada por la Asociación en 1973, en homenaje a la Sra. Ernestina de Cánepa (Presidente de la Asociación entre 1960 y 1966)

Obra comentada en la web del Museo Nacional de Bellas Artes

El mudo (espalda), 1972
Grafito sobre papel, 30 x 27 cm.
Inv. 8012

Obra donada por la Asociación en 1973, en homenaje a la Sra. Ernestina de Cánepa (Presidente de la Asociación entre 1960 y 1966)

Comentario sobre la obra por Mariana Marchesi

En 1973, Samuel Oliver y Daniel Martínez, por entonces Director y Jefe de Servicios Técnicos del Museo Nacional de Bellas Artes, respectivamente, propusieron a la Asociación Amigos la adquisición para el Museo de El mudo, una obra que habían visto aún sin terminar en el taller de Juan Carlos Distéfano. Junto con trabajos de Carlos Alonso, Horacio Butler y del Grupo Grabas, la donación se concretó en 1974, en memoria de Ernestina de Cánepa, Presidente de la Asociación entre 1960 y 1966.

La producción de Distéfano se caracteriza por una constante experimentación formal y matérica, y es sobre el comienzo de la década del setenta que estas inquietudes se desplazaron del campo de la pintura al de la escultura. En ese momento, el uso del poliéster también resultó fundamental por el modo novedoso en que el artista logró incorporar el color a su obra y por el alto grado de expresividad obtenida en el tratamiento de las formas: por ejemplo, en la alternancia de volúmenes positivos y negativos que se da en esta pieza.

En esos mismos años, ante las primeras denuncias de tortura y desaparición en el país, el artista comenzó a trabajar sobre el cuerpo humano sometido a experiencias traumáticas. Marcado por los conflictos sociales, Distéfano se compenetró en la búsqueda de imágenes en las que plasmar una violencia elocuente, cuyo resultado visual no nos exime del goce estético. Aun cuando en estas piezas se imponen la tragedia y el dolor, quedamos atrapados por la belleza de sus formas. Quizás allí, en la confluencia de las formas violentas, pero a la vez bellas, radique la potencia con que impactan y conmueven sus imágenes.

En 1974, El mudo fue ubicado en las salas del primer piso del Museo. Evadiendo la censura imperante, la escultura transitó inadvertida, aunque de modo persistente, el período de la última dictadura militar, y hoy se alza como testimonio categórico de la realidad social que la vio surgir.

La donación se completó con los dos dibujos preparatorios para la obra en los que el artista trabajó durante 1972. Estos bocetos evidencian el trabajo y la reflexión que preceden a la realización de cada pieza, que, según relata el propio Distéfano, puede demandarle más de un año.

Con este ingreso, el Museo Nacional de Bellas Artes se convertía en el único museo argentino que, hasta el presente, posee esculturas de este artista, emblema del arte nacional.

Archivo documental
Ofrecimiento de donación de la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires, 13 de diciembre de 1973

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