Grupo Gráficos de Buenos Aires

Portada de la carpeta de serigrafías del Grupo Grabas

(Zelaya/ Camporeale/Obelar/ Cugat)
Inv. 8013/01/00

Obra donada por la Asociación en 1973, en homenaje a la Sra. Ernestina de Cánepa (Presidente de la Asociación entre 1960 y 1966)

Comentario sobre las obras por Silvia Dolinko

La portada de esta carpeta de serigrafías de 1973 del grupo Grabas -contracción de Gráficos de Buenos Aires- inicia con una foto de sus integrantes en cuidada composición: Delia Cugat está sentada al centro, rodeada por Daniel Zelaya, Sergio Camporeale y Pablo Obelar. La imagen enfatiza la idea de reunión de individualidades en una propuesta integradora. A continuación, las veintiún obras que conforman la carpeta dan cuenta del objetivo sostenido por Grabas: a partir de la imagen específica de cada miembro de la agrupación, apuntaron a llevar adelante un trabajo colaborativo que implicó técnica y dispositivos, preguntas sobre la realización y los recursos iconográficos, espacios de producción y de circulación. El taller como ámbito compartido, las exposiciones y las ediciones -como esta publicación- fueron espacios de su accionar conjunto.

Si cada artista de Grabas contaba previamente con su propia trayectoria profesional, al momento de la conformación del grupo, en 1971, las búsquedas particulares se potenciaron en el intercambio colectivo. Esa era una de las líneas destacadas por Guillermo Whitelow, entonces director del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, en el texto introductorio de la carpeta: “el punto de partida sigue siendo la tarea individual (que) se transforma ahora, en virtud de una aspiración común, en una obra coparticipada. Sin que ninguno de ellos desvirtúe su propia personalidad, predomina el pensamiento del grupo”. En efecto, podría decirse, parafraseando la ley gestáltica, que Grabas era más que la suma de sus integrantes.

Grabas fue referente del grabado argentino en algunos países de Latinoamérica durante el primer lustro de los años setenta. Museos y galerías de Argentina, Chile y, en especial, Colombia y Venezuela, incluyeron en ese período obras múltiples de este colectivo, que tuvo en la galerista Carmen Waugh y en la crítica de arte Marta Traba a dos de sus principales impulsoras.

Para esos años, la serigrafía comenzaba a expandir su uso publicitario y comercial, incorporándose como un nuevo recurso de gráfica artística con reconocimiento en el circuito institucional y en el mercado de arte. En ese proceso de validación fue central el desarrollo de la obra de Grabas y su refinada resolución técnica, tal como se evidencia en esta carpeta. A través de un cuidado despliegue cromático, se suceden aquí perfiles anónimos y enigmáticas siluetas sin rostro, figuras-autómatas situadas en bases, pedestales, estructuras arquitectónicas compartimentadas o en paisajes sintéticos que operan como bambalinas inquietantes, con acentuadas fugas perspécticas o con marcos alusivos a la señalética urbana. Las múltiples imágenes de Grabas refieren así un imaginario sobre los efectos expandidos del anonimato y la alienación urbana contemporánea.

Archivo documental

Ofrecimiento de donación de la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires, 13 de diciembre de 1973

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