Archivo documental
Ofrecimiento de donación de la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires, 13 de diciembre de 1973
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Carlos Alonso
(Argentina, Mendoza, 1929)
Retrato de Lino Enea Spilimbergo, 1972
Aguafuerte, aguatinta y punta seca sobre papel, prueba de artista, 71 x 50,4 cm.
Inv. 8004
Obra donada por la Asociación en 1973, en homenaje a la Sra. Ernestina de Cánepa (Presidente de la Asociación entre 1960 y 1966)
Comentario sobre la obra por Fernando Farina
Retrato de Lino Enea Spilimbergo es un grabado realizado por Carlos Alonso, que está
fechado en 1972. Una obra sobre un artista que, además de ser su maestro, se convirtió en uno de sus referentes y a la vez en un compañero de ruta paradigmático, debido a las dificultades que vivió por ser un pintor comprometido políticamente.
“Spili” ‒tal como le decían sus amigos‒ es un tema recurrente en los trabajos de Alonso, hoy sin dudas otro gran maestro, quien vive en Unquillo, justamente al lado de la casa-taller donde Spilimbergo pasó sus últimos días, el lugar donde ya abatido por la enfermedad, esperó el final.
A fines de los 40, Alonso eligió dejar su Mendoza natal para mudarse a Tucumán, atraído por el cambio que Spili le iba a imprimir a la escuela de arte que comenzaba a dirigir. Y desde entonces para él fue un ejemplo a seguir, sobre todo por su sentido ético e ideológico. Y no es casual que, en aquellos tiempos de incertidumbre cultural, comenzarán a encontrarse ambos artistas junto con Berni, Gómez Cornet y Castagnino, entre otros, para profundizar acerca de las problemáticas que se vivían en las provincias del Noroeste, confrontando diferentes miradas.
La muerte del maestro, el 16 de marzo de 1964, llevó a Alonso a reflexionar largamente acerca de los tiempos compartidos. De allí nació una serie de retratos que
se prolongó en el tiempo y que tuvo su primera presentación en una exposición de Art
Gallery International, en Buenos Aires, en 1967.
De esta manera, no solo buscaba homenajearlo sino también preguntarse acerca del rol del artista. Una búsqueda que también fue desarrollando a través de otros referentes de la historia del arte como van Gogh, Rembrandt, Courbet.
En el caso de Spilimbergo, la serie es de descarnado realismo, lo que motivó críticas de compañeros del Partido Comunista porque tal vez las imágenes violaran su dignidad.
Pero acaso fue ese reconocimiento al maestro lo que lo llevó a mirarse en su espejo, a
preguntarse acerca de lo que hacía y a denunciar cómo personas valiosas eran olvidadas.
Spilimbergo aparece sentado sobre su cama, una cama común, donde el colchón se arquea por su peso; está acompañado por un perro, en medio de la modesta casa-taller, un espacio sin ningún lujo.
Y no es menor que en una colección como la del Museo Nacional de Bellas Artes se repitan no sólo obras de un mismo artista, sino también los mismos motivos o temas, como sucede con una pintura y este grabado de Alonso sobre Spilimbergo, que se acompañan y resuenan entre ellos. Maneras de ver en distintas épocas, con diferentes técnicas. Formas de encarar el retrato desde ángulos diversos, abriendo otras perspectivas para hacer obra.